Obama vs. McCain = Bond vs. Bauer
La lectura de por qué la thatcherista Anne Applebaum se desmarca de McCain, de las razones de The Economist para apostar por Obama y las preferencias raciales de la Reina Sofía me ha convencido de que si pudiera votar en las elecciones norteamericanas me decantaría por... el republicano. Es blanco (un punto en su contra), es viejo (dos puntos), no quiere cambiar el mundo (si acaso hacerlo un poco menos malo, tres), tiene poco garbo (4), los demócratas dicen que es como Bush y los republicanos le objetan que no es como Bush (five) ¡Qué gran tipo!
Por Santiago Navajas(*)
En primer lugar, la nueva etapa que se perfila, de inestabilidad e incertidumbre, necesita alguien con las ideas claras y una voluntad definida. Obama en este sentido es un peligro de intransigencia y resentimiento escondido bajo una falsa apostura mientras que McCain ha demostrado una trayectoria mucho más sólida y contundente.
En segundo lugar será necesario alguien capaz de poner de acuerdo al espectro político más amplio. McCain es un centrista genuino, no en el sentido descafeinado de chaquetero sin principios sino en que es capaz de generar acuerdos pluripartidistas y "comprar" las mejores ideas sin importar la ideología. Por el contrario Obama es un extremista, un iluminado en la peor tradición jacobina que se cree poseído por una misión. De ahí el obamismo, una modalidad de fervor religioso asociado a un liderazgo mesiánico que Obama, un fundamentalista religioso, ha asimilado de la secta a la que ha pertenecido hasta hace poco.
En tercer lugar ha sido obsceno como se ha jugado desde la campaña demócrata con el racismo inverso. Se ha repetido hasta la saciedad que si Obama no gana será porque los estadounidenses son racistas. Esto está provocando una especie de síndrome entre los que se oponen a Obama que han asumido inconscientemente que Obama debe ganar por un imperativo racial. Los republicanos también han jugado sucio insinuando conexiones islamistas del candidato demócrata, lo que además de censurable es estúpido. Bastaba con mostrar las genuinas creencias supersticiosas asociadas al revanchismo de la memoria histórica del afroamericano.
En cuarto lugar, me he tragado la media hora del infocomercial en el que se Obama se vende como si fuera una marca de cereales (ver video más abajo).
De hecho la gran discriminación que está produciendo es la de la edad. McCain es un viejo, y como el Spencer Tracy de "El último hurra" de John Ford, tiene que luchar contra el fantasma de su muerte durante el cargo. Estas estúpidas cuestiones asociadas a la moda a favor de los negros, las mujeres... y, en sentido negativo, contra los viejos, han llevado a McCain a cometer el gran error de situar a su lado a la paleta Palin.
He sido muy duro contra el antiintelectualismo de los republicanos, simbolizados a la perfección en la gobernadora de Alaska. Pero hay que denunciar con mayor vigor el falso intelectualismo de Obama, un energúmeno religioso, un teodem, con los rasgos más superficiales de la pseudocultura asociada al progresismo más casposo, el de los que piensan que películas como !La vida es bella", "Cinema Paradiso", "Amélie", "American Beauty" o "Buenas noches, buena suerte" son profundas. Al menos la ignorancia de la Palin se muestra en todo su esplendor mientras que la mercancía averiada de Obama brilla como falso oro en las satinadas páginas de los dominicales.
En The Economist apuestan por Obama porque su campaña ha sido centrada, en el sentido de difuminada y plagada de tópicos sin compromiso (esperanza, cambio y demás bullshit lakoffiano), mientras que la de McCain se ha escorado peligrosamente hacia el sector más reaccionario de su partido. Pero esto es un mero espejismo asociado a las necesidades electorales. La realidad es la contraria. Mientras que Obama es un reaccionario de izquierdas lastrado por problemas fantasmales del siglo XX, McCain representa lo mejor del pragmatismo americano vinculado a los grandes presidentes americanos, que fueron todos ellos -Washington, FDR, Reagan- unos honorables viejos que pusieron las bases de un futuro magnífico.
Obama es el reflejo especular de Sarah Palin, y sería una desgracia que tanto uno como otra llegasen a ser Presidente de los EE.UU. Y entre McCain y Biden, el que más cerca está de la presidencia es el republicano.
PD: Además Jack Bauer está con McCain mientras que James Bond se asocia con Obama. No hay color (no es una referencia racial). Dentro de un mes se estrena la nueva de Bond, pero también vuelve Bauer, Jack Bauer.
En segundo lugar será necesario alguien capaz de poner de acuerdo al espectro político más amplio. McCain es un centrista genuino, no en el sentido descafeinado de chaquetero sin principios sino en que es capaz de generar acuerdos pluripartidistas y "comprar" las mejores ideas sin importar la ideología. Por el contrario Obama es un extremista, un iluminado en la peor tradición jacobina que se cree poseído por una misión. De ahí el obamismo, una modalidad de fervor religioso asociado a un liderazgo mesiánico que Obama, un fundamentalista religioso, ha asimilado de la secta a la que ha pertenecido hasta hace poco.
En tercer lugar ha sido obsceno como se ha jugado desde la campaña demócrata con el racismo inverso. Se ha repetido hasta la saciedad que si Obama no gana será porque los estadounidenses son racistas. Esto está provocando una especie de síndrome entre los que se oponen a Obama que han asumido inconscientemente que Obama debe ganar por un imperativo racial. Los republicanos también han jugado sucio insinuando conexiones islamistas del candidato demócrata, lo que además de censurable es estúpido. Bastaba con mostrar las genuinas creencias supersticiosas asociadas al revanchismo de la memoria histórica del afroamericano.
En cuarto lugar, me he tragado la media hora del infocomercial en el que se Obama se vende como si fuera una marca de cereales (ver video más abajo).
De hecho la gran discriminación que está produciendo es la de la edad. McCain es un viejo, y como el Spencer Tracy de "El último hurra" de John Ford, tiene que luchar contra el fantasma de su muerte durante el cargo. Estas estúpidas cuestiones asociadas a la moda a favor de los negros, las mujeres... y, en sentido negativo, contra los viejos, han llevado a McCain a cometer el gran error de situar a su lado a la paleta Palin.
He sido muy duro contra el antiintelectualismo de los republicanos, simbolizados a la perfección en la gobernadora de Alaska. Pero hay que denunciar con mayor vigor el falso intelectualismo de Obama, un energúmeno religioso, un teodem, con los rasgos más superficiales de la pseudocultura asociada al progresismo más casposo, el de los que piensan que películas como !La vida es bella", "Cinema Paradiso", "Amélie", "American Beauty" o "Buenas noches, buena suerte" son profundas. Al menos la ignorancia de la Palin se muestra en todo su esplendor mientras que la mercancía averiada de Obama brilla como falso oro en las satinadas páginas de los dominicales.
En The Economist apuestan por Obama porque su campaña ha sido centrada, en el sentido de difuminada y plagada de tópicos sin compromiso (esperanza, cambio y demás bullshit lakoffiano), mientras que la de McCain se ha escorado peligrosamente hacia el sector más reaccionario de su partido. Pero esto es un mero espejismo asociado a las necesidades electorales. La realidad es la contraria. Mientras que Obama es un reaccionario de izquierdas lastrado por problemas fantasmales del siglo XX, McCain representa lo mejor del pragmatismo americano vinculado a los grandes presidentes americanos, que fueron todos ellos -Washington, FDR, Reagan- unos honorables viejos que pusieron las bases de un futuro magnífico.
Obama es el reflejo especular de Sarah Palin, y sería una desgracia que tanto uno como otra llegasen a ser Presidente de los EE.UU. Y entre McCain y Biden, el que más cerca está de la presidencia es el republicano.
PD: Además Jack Bauer está con McCain mientras que James Bond se asocia con Obama. No hay color (no es una referencia racial). Dentro de un mes se estrena la nueva de Bond, pero también vuelve Bauer, Jack Bauer.