Por qué no puedo ser católico*

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Es precisamente en lo subjetivo donde las religiones encuentran las respuestas. Los equilibrios verbales del Papa no pueden esconder la realidad de los hechos, que son: primero, que el espacio y el tiempo están llenos de religiones, es decir, el mundo y la historia; y segundo, que todas pretenden tener el monopolio de la verdad para sí mismas, en desmedro de las demás.

Por tanto, siempre que haya religiones habrá guerras de religión, como siempre las ha habido y las hay. Mientras que, en cambio, no hay guerras de ciencia, ni las ha habido nunca, porque la ciencia es una sola: acaso no santa, pero ciertamente katholika, en el sentido literal de "universal". Y sólo se puede aplicar sensatamente a sus afirmaciones, mientras que no así a los dogmas católicos, el lema Quod samper, quod ubique, quod ab omnibus creditur: de ser y deber ser creídas "siempre, en todas partes y por todos".

Por tanto, al contrario que las religiones, la ciencia no tiene necesidad de reivindicar ningún monopolio de la verdad: sencillamente lo tiene. Y en consecuencia, aceptemos de una vez por todas que hay que dar a Pitágoras lo que es de Pitágoras, es decir, la única objetividad científica, y a Cristo lo que es de Cristo, es decir, una de las numerosas subjetividades religiosas, evitando mezclar lo sagrado con lo profano: esto es, las profundidades lógicas con las superficialidades teológicas.

Fuente: "Ñ" Revista de Cultura Nº 277. *
Por Piergiorgio Odiffredi, especialista en lógica del cálculo matemático, es uno de los mayores polemistas contra la Biblia, la religión y la fe, "enemigas del saber". De su libro: "Por qué no podemos ser cristianos y menos aún católicos". Ediciones del Nuevo Extremo 2008.