Opiniones



Los números le dieron el triunfo al oficialismo,
pero sin el aval mayoritario del pueblo

(Por Roberto C. Neira). Así como las predicciones indicaban que la señora Kirchner iba a ganar esta elección, se presumía también que una buena cantidad de votantes no iban a participar o iban a anular su voto. Pero la sorpresa fue aún mayor a las predicciones. Casi nueve millones de personas (8.825.186), por distintos motivos, le dieron la espalda al acto eleccionario del 28 de octubre, una cifra que supera holgadamente a los votos obtenidos por Cristina F. de Kirchner: 8.204.624 (44,92%)*

Votos negativos (blancos, impugnados y nulos): 1.187.544
Ausentismo: 7.637.642
Total: 8.825.186

Si consideramos que un 20% de electores (1.527.528) quizás no hayan podido votar por razones técnicas, es más que evidente que el resto de los ausentes (6.110.114) de haber votado no lo habrían hecho por el oficialismo, mientras que los que se decidieron a votar en blanco y anular o impugnar su voto tampoco.

Votos negativos y ausentismo: 8.825.186
Menos 20% de ausentes por razones técnicas: 1.527.528
Total: 6.110.114

Si a los 6.110.114 les sumamos los votos positivos de los partidos de la oposición (10.060.326) resulta una cifra de 16.170.440 (el 60% del padrón electoral) de ciudadanos que por distintas razones no avalan al gobierno del Dr. Kirchner ni piensan que su esposa puede ser la solución.

La ausencia de los votantes y los votos negativos tienen una lectura que conceptualmente pueden recorrer un paralelismo que es el hastío. Las razones pueden estar relacionadas con el hartazgo hacia la clase política en general, a la ausencia de liderazgos, al sistema electoral vigente, pero también a la resignación al asumir que el voto no puede cambiar nada. Por eso han preferido no votar, votar en blanco, o impugnar y anular su voto. La decisión, en definitiva, pasó por no sumar votos a quienes no lo merecen, sean oficialistas u opositores. Sin embargo, el gran ausentismo terminó por beneficiar a la presidenta electa.

Los verdaderos perdedores y a la vez culpables de la derrota en las urnas son la oposición en su conjunto. Porque la única estrategia electoral del gobierno apuntó a evitar que sus adversarios unifiquen esfuerzos detrás de un liderazgo: divide para reinar. Y no hay duda que en este aspecto el oficialismo tuvo éxito.

De todos modos, de cara al futuro, con una oposición de ciudadanos tan fuerte, no solo en la "isla" de la Capital Federal sino en todo el país, la Sra. Fernández de Kirchner tendrá serias dificultades para gobernar. La estrategia del "piloto automático" ha dado resultados mientras a la economía le ha ido bien, pero los nubarrones en el horizonte presagian tormentas eléctricas y de las otras. Por lo tanto, se hace evidente un cambio de actitud, menos relaciones públicas y viajes al exterior y más fortaleza para luchar contra los peligros internos que acosan a la población: inflación, bajos salarios, jubilaciones paupérrimas, inseguridad, desarrollo industrial, ausencia de inversiones, desocupación, pobreza, indigencia, etc.

*Los últimos datos (96.58% de mesas escrutadas) están publicados en http://www.resultados2007.gov.ar/paginas/f_top.htm.