Fundador del Partido Laborista y diputado nacional en 1946, Cipriano Reyes -de cuyos recuerdos se transcriben estas líneas- fue detenido en 1948 y permaneció preso hasta la caída de Perón, en 1955.
Aquí sus razones y el relato de los hechos.
"Desde 1930 hasta 1943 pasaron años de fraude y de violencia; las organizaciones obreras fueron destruídas. Sus dirigentes, perseguidos o encarcelados, se reunían en la clandestinidad. Llega la revolución del 4 de junio, encabezada por los generales Rawson y Ramírez, y con ella comienzan nuevamente las razzias a dirigentes obreros que son secuestrados, maltratados o torturados en Orden Político, Sección Especial o Villa Devoto, según el caso.
La guerra de 1939 había favorecido enormemente la situación financiera y económica; el país marchaba con su producción en pleno, los mercados extranjeros se nutrían con nuestros frutos agropecuarios, se trabajaba hasta catorce o dieciséis horas por día. A los siete meses de su gobierno, el general Ramírez fue depuesto por el GOU y reemplazado por el general Farrell; Perón asume como vicepresidente y secretario de Guerra. Seguidamente crea, en reemplazo del viejo Departamento Nacional de Trabajo, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y la CGT con elementos adictos a los propósitos del gobierno. En principio aceptamos concurrir a dicha Secretaría, confiando en el trato amigable y directo con las autoridades y los patrones, cosa que siempre nos había sido negada.
Para enfrentar a este gobierno de facto se creó la Unión Democrática, una gran fuerza política en la que intervenían todos los partidos políticos opositores, encabezados por el embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden. La acción de este movimiento obligó a Perón a renunciar, el 9 de octubre de 1945. El gremio de la carne movilizó a sus trabajadores y con otros sindicatos autónomos del Gran Buenos Aires y del país nos lanzamos a rescatar a Perón de Martín García, el 17 de octubre de 1945, realizando la concentración popular más grande de la historia hasta la fecha."
"Una vez en libertad, Perón queda totalmente en el vacío, pero los hombres del 17 de octubre formamos el Partido Laborista y lo llevamos como candidato a presidente de la República. Triunfó el laborismo.
Una vez en el gobierno, Perón nos declara fuera de la ley, cierra con la policía nuestros locales, persigue a nuestros dirigentes y forma su propio partido desde su despacho de la Casa de Gobierno. Inmediatamente ordena que todos los sindicatos obreros se afilien a la CGT oficialista. Los dirigentes gremiales, que eran simples agentes polìticos dentro de los sindicatos, fueron elegidos en el montón. Los sindicatos que se negaban a acatar órdenes eran perseguidos y asaltados. Lo mismo se hizo con las radios del país, los diarios, las revistas e imprentas que no se pusieron al servicio del oficialismo, mientras se concedía carta blanca a los acólitos del régimen. Muchos dirigentes políticos y gremiales fueron a parar a las cárceles acusados de "contreras", "tránsfugas", "vendepatrias" o simplemente por antiperonistas.
Durante sus diez años de gobierno, el país fue degradado por la servidumbre; cuando terminó, por acción de la llamada Revolución Libertadora, la Nación se encontraba al borde del desastre.
La decadencia quedó demostrada por el hecho de que ningún sindicato, ni la CGT, ni los que decían que daban la vida por Perón, levantaron un solo dedo para defenderlo".
Fuente: "La Historia de la Argentina" / El Sistema Peronista (1949-1955) - Fascículo: "El aparato de la coacción.
Hyspamérica Ediciones de Argentina S.A. y Editorial Sarmiento S.A. (1992).